martes, 23 de octubre de 2012

Despotricándose un poco

   Era un día soleado a las dos de la tarde. El sol quemaba abrasadoramente. Un flaco con pelo lacio y jeans rotos salió de una casa, castigada por los años, en muy malas condiciones. Subió a un auto modelo '86 y comenzaron a movilizarse. Dentro del auto empezó una conversación:
-¿Trajiste lo que te pedí?
-Sí, sí, la tengo acá.
-Y, ¿qué esperas? Dámela.
   El pibe sacó de su bolsillo una 9 mm y se la entregó al que manejaba, una persona robusta, con rulos y algunas arrugas en su rostro,  de unos 39 años, mirada perdida, un poco de aliento a alcohol y una sonrisa escondida entre los dientes, amarillos de tanto fumar. 
   Doblaron la esquina y el automóvil frenó, el acompañante se bajó y se escuchó un tiro. Los pájaros volaron y la sangre corrió por las baldosas, avanzando más rápidamente mientras se metía en los bordes del mármol. El caucho quemado invadió la escena y un cuerpo desplomado yacía en el medio de ese pueblo desconocido, en alguna parte del sur de la provincia de Santa Fe. 
   ¿Qué había pasado?  Franco, el flaco de 19 años que había perdido la vida, le debía mucho dinero a Sergio, un pobre tipo, alcohólico y fumador, el cual había sufrido bastante en su vida. 
   Ése mismo día, Sergio no estaba en sus cabales, fue al bar y tomó demasiado vino con los clientes de todos los días de ese bar, y salió a recuperar su dinero.
   Franco, que no podía devolverle el dinero, le ofreció, como parte de pago, el arma heredada de su abuelo, un sobreviviente de una guerra muy poco conocida. 
   Ahora, el único motivo que necesitó Sergio para acabar con la muerte de Franco fue que, cuando cursaba en la secundaria del colegio Normal Nro 302, hacía 20 años atrás, era compañero de el padre de Franco, Esteban, que le había jugado una broma pesada que lo hizo quedar en ridículo cuando eran niños. 
   El dinero es la raíz de todos los problemas, pero la combinación entre la deuda y la vergüenza del viejo que no pudo superar un trauma el cual lo trastornó de por vida, fue letal. La locura y la ira se apoderaron del cuerpo de Sergio, pero, ¿Quién está verdaderamente cuerdo en un mundo tan anómalo?  


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